El control del niño sano

Ser padre o madre es una aventura llena de momentos increíbles, pero también de responsabilidades importantes. Una de las más importantes es velar por la salud y el bienestar de nuestros hijos, y en este sentido, el control del niño sano juega un papel fundamental.

Es un conjunto de visitas programadas con el pediatra que tienen como objetivo:

Evaluar el crecimiento y desarrollo del niño en diferentes áreas: física, motriz, cognitiva, social y emocional.
Detectar a tiempo cualquier problema de salud y brindar el tratamiento oportuno.
Administrar las vacunas que corresponden según el calendario oficial.
Ofrecer orientación y apoyo a los padres en la crianza y educación de sus hijos.

¿Por qué es importante llevar a tu hijo al control del niño sano?

Prevenir enfermedades: La detección temprana de problemas de salud permite iniciar un tratamiento oportuno y mejorar el pronóstico del niño.
Promover un desarrollo saludable: El control del niño sano permite identificar áreas en las que el niño necesita apoyo adicional y brindar las herramientas necesarias para su desarrollo integral.
Fortalecer la relación con el pediatra: Las visitas regulares al pediatra permiten crear una relación de confianza y comunicación entre el médico, los padres y el niño.
Resolver dudas y preocupaciones: El pediatra puede responder a las preguntas que los padres tengan sobre la salud, el crecimiento y el desarrollo de su hijo.

¿Con qué frecuencia se debe llevar al niño al control del niño sano?

La frecuencia de las visitas varía según la edad del niño. En general, se recomienda llevar al niño al pediatra:

En el primer año de vida: una vez al mes durante los primeros dos meses, luego cada dos meses hasta los seis meses, y finalmente cada tres meses hasta el año.
Entre el año y los tres años: cada seis meses.
A partir de los tres años: una vez al año.